
Los padres deben lograr participar en el mundo interior de los niños a traves de un acercamiento afectuoso y sincero, expreando palabras de aceptacion y realizando un autentico reconocimiento de sus cualidades y capacidades positivas. Los padres deben evitar palabras que puedan herir o humillar a los niños, porque más fácilmente se pueden generar impulsividad, tensión, nerviosismo y retraimiento social, con consecuencias muchas veces irreversibles en el desarrollo de sus capacidades sociales y emocionales. El afecto puede aliviar muchos malestares emocionales en los niños y puede fortalecer su confianza en el momento de enfrentarse a
las dificultades cotidianas en la vida.